Pascal Ackermann (Bora - hansgrohe) ha ganado la quinta etapa del Giro de Italia disputada, bajo la lluvia, en 140 kilómetros, entre Frascati y Terracina, una etapa corta en medio de etapas de más de 200 kilómetros, plana y marcada por el hecho de que todos sabían que se podía dilucidar al sprint, y así ha sido. Roglic sigue siendo líder y no hay cambios significativos en la general.

Para rematar la faena, como llovía tanto todo el día, los jueces, a petición de los corredores, han decidido que los tiempos finales se tomaran a unos diez kilómetros de meta, justo en el momento en el que se pasaba por primera vez por la línea de meta, antes de hacer el circuito final, con lo que no ha habido demasiados nervios en la parte final.

La duda antes de la salida era si tomaba parte Tom Dumoulin, que entró ayer en meta, sangrando de la rodilla y perdiendo más de cuatro minutos. El neerlandés ha salido, pero a las primeras de cambio se ha bajado porque no podía seguir.

Tras la visita del primer ministro italiano, Giuseppe Conte, a la carrera en la salida, se ha montado una escapada de cinco (Verbaeke, Flores, Barbin, Orsini y Santaromita), de los que el que más ha aguantado ha sido el belga Verbaeke, que ha sido reducido en torno a a 20 kilómetros de meta.

Solo quedaba ver quién era el gallo del sprint que se llevaba el gato al agua en Teeracina. Impresionaban los charcos del circuito final, pero los equipos con esprinters se la han jugado para llevar a sus hombres adelante.

En el sprint final hemos visto un impresionante duelo entre Ackermann y Gaviria. El colombiano Gaviria ha lanzado su ataque a doscientos metros de meta y Ackermann se ha ido a por él, ambos se han visto perjudicados por un corredor del Groupama, que lanzaba el sprint, pero han salido con tanta fuerza que han batido a todos sin problema. Ackermann ha remontado a Gaviria y se ha apuntado su segunda victoria de la carrera.

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